lunes, 23 de mayo de 2011
Nuestros cuerpos tienen una atracción inevitable, el tiempo se desvanece y tan solo quiero tenerlo más cerca, sus manos parecen seda contra mi piel, sus labios recorren mi cuello y solo pienso que quiero todo de él, quiero que me abrase más fuerte y sentimos que la ropa estorba. Cada una de sus caricias me llevan al cielo, me susurra al oído, tan solo escucharlo suspirar eriza mi piel, y estos pequeños momentos quedan grabados en mi memoria y por las noches anhelo su calor, sus brazos. Me encanta cuando su aroma queda impregnado en mí, todo el día como si todavía estuviera encima de mí besándome, acariciándome, conduciéndome.
en
5/23/2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario