El tiempo pasa. Los recuerdos se desvanecen. Los sentimientos cambian. La gente se va. Pero el corazón nunca olvida.


Vivo lo que imagino…

sábado, 24 de diciembre de 2011


Y de pronto me sostuviste entre tus brazos.
Te volví a sentir.
Recorrió mi cuerpo la calidez, el deseo.
Olvidé el mundo...
Olvidé el frío...
La brisa...
El ruido...
Olvidé todo mi pasado, olvidé todo mi dolor.
Tan solo era capaz de concentrarme en ese instante, en ti, en mí. En tu mirada, en tu sonrisa. En tus caricias...
De pronto, me apartaste dulcemente. Me besaste el cuello. Me perdí en ti. Temí que te dieses cuenta de ello. Temí porque ese instante se esfumara junto al viento...
Y te fuiste acercando lentamente... Apartaste el pelo ajetreado por el viento de mis labios. Los rozaste sutilmente con tus dedos. Sonreíste. Me acercaste más a ti. Me puse nerviosa, para qué negarlo... ¿Lo notaste? Quién sabe. Tampoco me importa. Sonreí. Nuestra mirada decía todo lo que en aquel momento callábamos...
Y te acercaste cada vez más...
Sentí tu respiración tan cerca...
Un poco más...
Ya falta menos...
Te paraste, sí, a dos centímetros de mi boca... De mis ansias... 
Sonreíste una vez más...
Solo pensaba "Acércate más..." Me parecía que un abismo nos separaba, que en cuanto me rozaras nada volvería a ser igual, caería, sí, como una ilusa que una vez juró que no anhelaría algo así. Que no sería masoquista, pero ahí me tenías... Quería perderme junto a ti. Dejar mi vida a un lado. Olvidar quién era, quién fui y quién aparentaba ser.


No hay comentarios:

Publicar un comentario