El tiempo pasa. Los recuerdos se desvanecen. Los sentimientos cambian. La gente se va. Pero el corazón nunca olvida.


Vivo lo que imagino…

sábado, 31 de diciembre de 2011

Hemos aprendido a llorar en silencio y lo hemos puesto en práctica quizás demasiadas veces, pero siguen dándonos motivos para hacerlo. 

Aprenderemos a andar y volveremos al lugar donde tan felices fuimos. Cada final es un comienzo. Cada comienzo no tiene por qué ser un final.

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